Con “Elogio de la mano” casi podríamos hablar de un doble elogio. Es cierto que principalmente rinde homenaje a la Mano en sí, pero a su vez, quiere elogiar y agradecer a Henri Focillon su tratado “Èloge de la main” 1934, de donde toma su nombre. La Mano es la herramienta propia de todo artista, y en ella y con ella, al pintarla, nos habla de su identidad como artista tomando la parte por el todo y, a su vez, insinúa cierta genialidad. Quizás el artista que representa sus manos, quiere significar el asombro de esa pieza clave que le permite crear, pero que les siembra la duda de si le representa a é, o él es el mero porteador/representante de un creador extranjero que sin embargo convive con él, pegado a su cuerpo. Las manos toman la iniciativa sobre el “sueño del pensamiento”.